Ponencia de Víctor Negrón sobre Ernesto Ramos Antonini y Luis Muñoz Rivera

Lcdo. Víctor Rivera Hernández
Secretario del Trabajo
Estado Libre Asociado de Puerto Rico
23 de abril de 2002


En el día de mañana, miércoles 24 de abril de 2002, se celebra el
natalicio de Ernesto Ramos Antonini. A Dios gracias en los últimos años,
mucho se ha hablado de Ramos, de su obra, de su gesta y de su ofrenda. Sin embargo, cada vez que uno investiga el camino de la vida, se descubren nuevos hechos, así que buy custom coursework online para aprender sobre Ernesto Ramos Antonini y satisfacer tanto el interés personal como complementar el campo investigado con sus propios pensamientos.
Muchos años de silencio innoble me conminaron a mí y al joven estudiante de
Derecho, el Dr. Rafael Cox, a escribir el libro Ramos Antonini; una historia
necesaria.

Hace precisamente un año que el Centro de Estudios Avanzados de Puerto
Rico, nos convocó a muchos de los que hoy estamos aquí, a la presentación de
la referida publicación. El patriotismo reiterado de Don Ricardo Alegría,
permitió que Ramos entrara también al análisis riguroso de la academia.
Ejercicio que siempre es necesario y que ante figuras de la estatura pública
de Ernesto Ramos Antonini, también se hace necesario.

Hoy, la invitación de la Fundación Luis Muñoz Marín, reitera la
conveniencia de integrar a Ramos en el estudio del Puerto Rico
contemporáneo; y establece, sin lugar a dudas, la prominencia de su figura,
tan importante para la transformación que ha vivido la patria.

Agradezco la invitación del Lcdo. José Roberto Martínez y del Sr. Julio
Quirós; y su interés por traer a Ernesto Ramos Antonini la Fundación Luis
Muñoz Marín. Ramos debió haber llegado con Luis Muñoz Marín, a la
Fundación, desde su fundación, quizás como llegaron otros. No empece, el
interés renovado en la figura de Ramos, presagia la amplitud del pensamiento
en cuanto a la concepción de un tiempo y de un cambio radical en todas las
esferas de nuestra patria.

Pienso, desde el alma, que están todas y todos ustedes aquí, en esta
noche, por su generosidad para con Puerto Rico y para con la historia.

Soy admirador consciente de Ramos, desde hace más de quince años, y
antes de haber tenido el privilegio de ser el titular del trabajo.
Precisamente, esta fue área en la que Ernesto Ramos Antonini tanto se
destacó. Presiento que seguiré siendo admirador y forjador de la figura,
del pensamiento y del legado Ramos Antonini por siempre.

Dejo establecido desde el principio que les habla a ustedes el autor de
libro de Ramos y no el Secretario del Trabajo. Esa aclaración les adelanta
a ustedes el tono de mi presentación en esta noche.

Comparto con ustedes que hoy día, en Puerto Rico, el problema más serio
que enfrenta el historiador de las ideas, es la escasez y la dispersión de
materiales y la falta de investigaciones necesarias para siquiera, acometer
la estructura general de una obra. Cuando al hombre y a la mujer
puertorriqueña le apremia la urgencia por conocerse a fondo y se vuelve al
pasado tratando de cobrar con él conciencia de sus raices existenciales, se
le hace difícil en lo político; y en otras ramas del saber histórico, se le
hace casi imposible.

En el año 1959, una persona que también estableció relación con Ramos y
con Muñoz, el humacaeño Aguedo Mojica, respecto a lo que acabo de afirmar,
expuso y cito: "Hace tiempo vengo abogando porque Puerto Rico vaya formando
lo que yo me permito llamar su historia interior. Generalmente lo que
conocemos de nuestra historia es el transcurso, más o menos superficial, de
los hechos exteriores. Sin disminuir el enorme valor que la historia
exterior de¡ país tiene y debe tener para nosotros y para nuestros hijos,
entiendo que hace falta acompañar esa historia puramente exterior, por una
historia del movimiento interior de las ideas y de los sentimientos"

A los que estamos aquí en el día de hoy, y a Puerto Rico en su plenitud,
nos ocurre lo que he expresado antes, respecto a las figuras de Ernesto
Ramos Antonini y de Luis Muñoz Marín. Sobran las especulaciones, porque
falta el conocimiento institucionalizado y la documentación originaria.
Sabemos de la grandeza de ambos, pero dependemos de otros que han opinado y
editorializado sobre ellos, muchas veces desde en punto de vista incorrecto.

Queda mucho por aclarar en la historia del suceder político de Puerto
Rico. Por mejor decirlo, queda mucho que ni siquiera se conoce. Se
desconoce, además, casi en su totalidad, la historia de la política
puertorriqueña; y de los políticos de antaño.

Me atrevo a plantear aquí que la política le robó a la historia, a la
intelectualidad, a la cultura, a la poesía y al arte, a Luis Muñoz Marín y a
Ernesto Ramos Antonini. Ambos pudieron haber sido intelectuales de
renombre, haberse dedicado completamente a las artes, a las letras, a la
música, a la oratoria y al aula. Sobre este renglón, en cuanto a ellos, no
se ha dicho todavía, lo más importante.

En momentos a los que se enfrenta nuestra patria, este espacio que ha
abierto la Fundación, representa para todos la apertura de una ventana de
reflexión y de análisis con el objetivo de apreciar con mayor claridad, el
momento histórico que a Ramos y a personas como él, les tocó vivir. Por eso,
la vigencia y la pertinencia del tema de hoy: la relación entre Ernesto
Ramos Antonini y Luis Muñoz Marín.

1. En primer lugar, la misma fecha del año de nacimiento de ambos,
1898, establece un paralelismo asombroso en ambos, durante toda su vida.
Ramos nació un 24 de abril del año 1898, mientras que Muñoz, un 18 de
febrero del mismo año. Si solamente hubiera sido una cuestión de haber
nacido el mismo año, el sólo dato no me hubiese llamado mi atención. Pero
el haber nacido en el año 1898, resalta a la vista hasta del invidente. Año
1898; el expansionismo e imperialismo norteamericano en una de sus etapas
más evidentes; la Guerra Hispanoamericana; la Invasión Norteamericana a PR;
el Tratado de París, la muerte de Ramón Emeterio Betances (18 de
septiembre); la llegada del protestantismo a PR ( Las Iglesias ortodoxas -
Discípulos de Cristo, Bautista, Presbiterianas, Evangélica Unida y Luterana
-; todo esto marco un punto de partida importante en nuestra historia
contemporánea. Y entonces, y como si fuera poco, nacen, en el mismo año,
Ernesto Ramos Antonini y Luis Muñoz Marín.

2. Ambos, antes de ser políticos, fueron humanistas. Ramos, músico;
Muñoz, poeta. Esa formación humanística, además de imprimirle una dimensión
distinta al trato de ambos, sobre los asuntos públicos, trajo virtud en
ambos. Ramos se convirtió con el tiempo en el orador forense y Muñoz en el
escritor insaciable. A los efectos, decía Salvador Tió Montes de Oca:

"En Puerto Rico casi no queda oratoria, y lo que queda está a cargo de
un escritor: Muñoz Marín; y de un orador Ernesto Ramos Antonini. La
oratoria de Muñoz sólo adquiere vuelo y profundidad cuando el trajín de la
lucha política le permite unas horas de esparcimiento. Entonces deja correr
la pluma y al viejo lirismo de los años jóvenes, ahora sazonado y maduro,
hace estallar la frase enérgica mojada de ternura como en los buenos tiempos
cuando llegó a creerse de verdad que el panfletista de Dios. Ernesto Ramos
Antonini, por el contrario no escribe sus discursos. Puede que lleve
algunas tirillas en el bolsillo pero parece que lee las palabras en el aire
... La improvisación fácil, el recurso efectivo, muy distinto al discurso
efectivista del mal orador; la rapidez de la respuesta; la facilidad para
coger al vuelo una interpelación; la habilidad para devolverla como un
"boomerang" sobre el interpelante; todas esas cosas y más hacen un gran
orador, y Ernesto Ramos Antonini es ese orador".

Sobre este particular, fue Luis Muñoz Marín, en su libro de "Memorias"
el que expuso lo siguiente, y cito: "quedaba todavía ingenuidad en el
pueblo, en cuanto a la notaria lírica... Años después Ramos describía la
transición de su estilo oratórico diciendo en una tribuna: "yo antes era
ruiseñor, pero ahora soy un pájaro carpintero". Cierro la cita.

Entiendo que por ésto y por mucho más, se decía siempre que la gente
..., el pueblo ..., quería ver a Muñoz y oír a Ramos.

3. Muchos paralelismos entre Ernesto Ramos Antonini y Luis Muñoz Marín,
se dieron antes y durante su relación de tantos años, en tres (3) renglones
familiares que vale la pena, a "grosso modo" mencionar: ya que el día de
hoy no solo permitirá ver a los políticos; sino a los hombres.

(1) Ambos escogieron como sus compañeras de luchas a educadoras. Tanto
doña Pitita, como doña Inés, compartieron, aún desde foros distintos, la
intensidad en la ofrenda de sus compañeros. De doña Pitita, Aguedo Mojica
se atrevió pensar y cito:" la compañera admirable, el símbolo egregio de la
puertorriqueñidad femenina, reparo y seguro contra toda la tempestad,
sedante milagroso de toda amargura". De Muñoz y sus dos esposas, Manuel de
Heredia, expresó; "si Muna le facilitó los contactos en Washington y le
enseñó a moverse en el campo político norteamericano; Inés María, domó los
impulsos de Luis y le fue prestando un sentido de responsabilidad pública
que un día, inevitablemente, le iban a ser imprescindibles".

(2) Ambos, en el caso de Muñoz, en su segundo matrimonio, fueron padres
de dos hijas mujeres. Las hijas de Ramos: Ivette y Jeannette; las hijas de
Muñoz: Viviana y Victoria. De alguna u otra forma, estas cuatro mujeres han
sido extensiones dignas de sus respectivos padres y madres; y como dijo
Ismaro Velazquez al referirse a las hijas de Ramos y aplicándolo a las hijas
de Muñoz: "Cada una es distinta y a su vez parecidas, en su inteligencia,
en su interés por lo puertorriqueño, en su amistad franca y sincera, como
las de sus progenitores".

La vida dió magnas sorpresas y sendos fuetazos públicos, cuando luego de
la muerte de ambos, una de las hijas de Ramos se convirtió en primera dama
de Puerto Rico; mientras que una de las hijas de Muñoz, fue candidata a la
gobernación de Puerto Rico. Señores; Fortaleza siempre los sedujo a ambos y
a sus familias también.

(3) El último encuentro producido entre los padres de ambos (de Ramos y
de Muñoz) se dió cuando Don Federico Ramos Escalera, pianista y padre de
Ernesto Ramos Antonini, mientras pasaba el cortejo fúnebre de Don Luis Muñoz
Rivera, padre de Luis Muñoz Marín; frente a su residencia en Ponce; trasladó
su piano, de la sala, al balcón e interpretó un "misere" en honor al
Comisionado Residente difunto. Doña Juana Escobar de Cordero, vecina de los
Ramos, en Ponce, relató con magistralidad este evento que desde el 1916,
presagiaba la relación entre los Ramos y los Muñoz.

La década del '20 sirvió a Ramos y a Muñoz para establecer sus primeros
contactos con la realidad política en el país. Muñoz desde su entendimiento
de la realidad de PR, desde su formación particular en Washington y en NY,
mientras su padre era Comisionado Residente; y luego mediante su relación
matrimonial con la periodista Muna Lee. Por su parte, la realidad del
Puerto Rico de Ramos era más criollosante, producto de su vivencia en la
Perla del Sur, y del discrimen racial, que sufrió tanto allí como en San
Juan, en donde realizó sus estudios de Derecho.

Ramos fue el independentista hecho desde el entendimiento y la dimensión
boricua; mientras que Muñoz lo fue desde el entendimiento del puertorriqueño
de las urbes neoyorquina y washintoniana. Esto ni le añade, ni le quita al
uno ni al otro, sino que los coloca en las perspectivas geográficas y
sociológicas correctas.

Ambos tenían formas distintas de pensar el gobierno y la inteligencia
americana. Muñoz siempre tuvo una recepción abierta a los círculos
americanos, Ramos por cuestión de su color negro de piel, entre otras cosas,
no. Más aún, se expuso siempre, con fuerza, que las fuerzas conservadoras
norteamericanas tuvieron reparos en la ascensión de Ernesto Ramos al poder
político en Puerto Rico.

Ramos y Muñoz, fueron unionistas y aliansiatas, y de una u otra forma,
mantuvieron contacto con Pedro Albizu Campos. Es lapidaria hoy, la famosa
declaración de Muñoz del año 1932, votaré por el Partido Unionista y por
Pedro Albizu Campos. Años después Ernesto Ramos Antonini fue el abogado de
Pedro Albizu Campos y de un grupo de nacionalistas, quienes ejercieron su
derecho a la asociación y a la expresión en Ponce. De hecho en una ocasión,
Albizu visitó el Bufete de Ramos en Ponce y le solicitó a Ramos que se
uniera al Partido Nacionalista Puertorriqueño, en el mismo tono que para
1926 se conocieron él (Albizu) y Muñoz, en el restaurante del Hotel Palace
de Isla Verde.

El año 1932, sirvió de génesis providencial para que ambos, Ramos y
Muñoz, fueran electos por vez primera como miembros de la legislatura del
país. Fue aquí donde comenzó la relación de Ramos y Muñoz en el foro
legislativo de la patria. Ambos coincidieron, aunque por muy poco tiempo
como presidentes camerales; Muñoz del Senado y Ramos de la Cámara de
Representantes.

El 1932 también fue un año importante. Las elecciones de 1932 marcaron
un hito de gran relevancia en el país, ya que fueron las primeras en las
cuales las mujeres que sabían leer y escribir ejercitaron su derecho al
voto.

Años después, Ramos y Muñoz, juntos otra vez, catalogaron las
condiciones que establecía el Proyecto Tydings, como inaceptables, y se
opusieron a que se celebrara un plebiscito, en el cual se votaría a favor o
en contra de la independencia para PR. Esto precisamente fue lo que los
llevó a ambos, a liderear el movimiento que solicitó el retraimiento
electoral del Partido Liberal Puertorriqueño en las elecciones del 1936.

Muñoz y Ramos fueron uno, en la retirada del Partido Liberal; en la
creación del grupo Acción Social Independentista (ASI), del Partido Liberal
Neto Auténtico y Completo y finalmente en la creación del PPD, en el 1938.

Pensando en voz alta, afirmo que Ramos y Muñoz fueron las personas de
mayor arraigo político en el PPD y en Puerto Rico. La fuerza política de
cada uno de ellos, los hizo despegarse cualitativamente de los demás, cuyas
fortalezas sólo les permitió elevarse a "administradores", nunca a líderes.
Precisamente es aquí que estriba la importancia Ramos y Muñoz. Ellos no
fueron simple y llanamente políticos y/o administradores; fueron líderes.

Muñoz y Ramos, tenían el rango de líderes. Por eso es que muerto Ramos
en 1963; en el 1964 una vez Muñoz escoge a su sucesor, se produjo la
sucesión del administrador; más no se produjo la sucesión del líder.

La relación de Ernesto Ramos Antonini y Luis Muñoz Marín, fue la
relación entre dos líderes con una profunda vocación política. Nunca fue
esa relación, la del líder y con el subalterno administrativo, como fue la
relación de Muñoz y la de Ramos, también, con otros.

La relación de Ramos y Muñoz se purificó y se asentó cuando sus pares,
por una u otra razón se fueron descalificando o autodescalificando. Géigel
Polanco y Samuel Quiñones, eran los otros dos que para el 1932, formaron el
cuarteto que, junto a Ramos y a Muñoz, ocuparía las más altas posiciones
políticas del país. Lieban Córdova, en su libro 3Luis Muñoz Marín y sus
Campañas Políticas"; sobre Muñoz, Ramos y Giegel, afirmó lo siguiente:

"Cuando se anunciaba un mitin y como un rayo, se corría la voz de que en
el mismo hablarían, por ejemplo, Muñoz Marín, Géigel Polanco y Ramos
Antonini, las gentes sencillas del pueblo, haciendo galas de su gran
carisma, acuñaban frases como éstas:

- 3hoy tiembla la tierra2,
- 3no es cáscara de coco lo que viene para encima de la coalición2,
- 3casi nada; ¡las tres divinísimas personas!2
- 3ni el gato se queda en casa2
- 3son los tres mosqueteros, que no es lo mismo2
- 3no hay quien pueda con esa batería2

Géigel no estuvo mucho tiempo en el PPD. Quiñones estuvo, pero no desde
la dimensión que estuvo Ramos, por cuanto la relación más intensa, más
legítima, que más reacción y que más roncha levantó, que más ojos tenía y
que más el país siguió, fue la de Ernesto Ramos Antonini y Luis Muñoz Marín.

Una de las relaciones políticas que más levantó el comentario y la
reacción de muchos dentro y fuera del PPD, fue la de Ramos y Muñoz. Las
opiniones de esta relación son muy variadas y nadie podrá tener nunca con
precisión, un sólo dictum sobre la misma.

Yo trataré de acercarme a lo que la literatura y la relación de otros
con ellos, sugiere sobre esta relación de las tres (3) P (personal,
profesional y política), de estos dos puertorriqueños.

Objetivamente, el primero en PPD era Luis Muñoz Marín. Pero la otra
parte de la realidad era, que Ramos era el segundo de Muñoz, pero de nadie
más. Y era el segundo de Muñoz, no por falta de talento, o de inteligencia,
no por sumisión o por carencia de capacidad. La era porque estaba claro que
el que lidereó el movimiento y fue "con la turba de estrellas y hombres
hambrientos hacia la gran aurora" fue Muñoz.

Por eso fue que Ramos fue el segundo de Muñoz y el primero después de
Muñoz. Ramos lo sabía, Muñoz lo sabía; y todos y todas, los que querían ser
segundos, dentro del PPD, muchos de ellos quienes traicionaron a Ramos; y
creyeron en muchas ocasiones que haciéndole la vida de cuadritos a Ramos, le
demostraban su lealtad a Muñoz....Se equivocaron.

En unos de sus discursos más fuerte, el del Paralelo 38, Ramos expresó;
¿Por qué me atacan? ¿Por qué me atacan adversarios y correligionarios?
¿Por qué me atacan fuera y dentro de mi Partido? Les diré esta noche por qué
me atacan. Me atacan por las mismas razones que los rayos no caen en los
batatales. Los rayos caen en las palmas, caen en las torres. Me atacan por
que soy una torre, y los demás son otra cosa".

A los que le echaron ganas a Ramos, a los que le echaron saña, como
decía Doña Pitita;...se equivocaron. Dos momentos (por escoger éstos), de
la historia, reafirman mi posición.

i. La presidencia interina del PPD en el 1941; cuando Muñoz le pide a Ramos
que lo sustituya, en la dirección del Partido.

ii. Cuando Muñoz prohíbe que nadie que no sea él o Ramos traten de manera
sustantiva, publicamente, con el tema del PPD y la iglesia católica en las
elecciones de 1960. De hecho, del 23 de octubre al 8 de noviembre de 1960,
Ramos pronunció decenas de discursos, por toda la isla, él sólo, sobre el
tan engorroso tema.

Muñoz entendía mejor que nadie el activo intelectual de Ramos; admiraba
su verbo, su capacidad analítica y su sagacidad política. Muerto Ramos,
Luis Muñoz Marín expresó ante un suceso trágico en el Congreso
norteamericano, en el cual él y el Congresista John P. Saylor, se vieron
involucrados: ¡Que falta hace Ernesto Ramos Antonini!

Ramos tenía y cito: "un don especial que le permitía improvisar una
solución, o en su lugar un comentario festivo que servía de atenuante, con
el que devolvía la alegría y seguridad al grupo y los hacía olvidar el
aspecto lastimoso de cualquier incidente".

Muñoz, mejor que nadie sabía del significado y valor de Ramos. Y Ramos
sabía, que Muñoz lo sabía.

En el año 1953, Jorge Font Saldaña ubicó a Muñoz en la disyuntiva
periodística de escoger entre Sánchez Vilella, Samuel Quiñones o Ramos, para
ser su preferido entre sus posibles sucesores en la gobernación. Muñoz,
luego de algunas divagaciones, enfrentó la interrogante de esta manera;
3Preferido ninguno, aunque considero a Ramos con gran capacidad política y
ejecutiva2.

Definitivamente Ramos siempre fue el mejor en el elenco de Muñoz, a
pesar de los "administradores" y hasta de un periodista, que nunca aceptó
esta realidad y quebró parte de la energía, fuerza y vida de Ramos.

Un aspecto importante, que va a la raíz de la relación Ramos-Muñoz fue
la relación personal misma, desarrollada entre ellos. Dentro y fuera del
PPD, muy pocos llamaban a Muñoz, por Luis y tú. Más jóvenes ambos, Ramos lo
llamaba siempre, Luis, tú. En muchas ocasiones, luego, lo llamó Muñoz, pero
siempre se refirió a él como, tú. Enrique Bird Piñeiro en su libro, El
Poder de la excelencia, trató este tópico respecto al recuerdo de una
actividad que él tuvo con ambos, afirmando que; "mi recuerdo es que
solamente Piñeiro, Ramos Antonini y doña Felisa lo llamaban tú entre los
huéspedes de esa noche...".

Una de las primeras pruebas de fuego entre Ramos y Muñoz se produjo
cuando en el 1940, al no haber duda que Luis Muñoz Marín presidiría el
Senado, se sabía que la lucha entre Ramos y Samuel Quiñones por la
Presidencia de la Cámara pondría la relación de Ramos y Muñoz en jaque; y
así fue.

Inexplicablemente, pues Muñoz votó por Ramos y así lo afirmó "vote por
Ramos, salió Samuel", ganó Samuel Quiñones. Lo que sí fue siempre razón de
discusión en voz baja, fue si aunque Muñoz votó por Ramos, Muñoz favoreció a
Ramos. Siempre quedará en duda si el hombre más poderoso del país,
favoreció a Ramos, aún cuando votara por él. Eso, en aquel momento,
estremeció la relación.

Otra prueba de fuego a la relación Ramos - Muñoz fue el Issue del
Paralelo 38. Ramos dio la voz de alerta. Declaró a Arecibo, el Paralelo 38
de los centros comerciales, en alusión al concepto de Guerra. Todo giró en
el freno que Ramos entendía que había que imprimirle a las megatiendas que
estaban operando en contra de los pequeños comercios en PR. Se habían
adueñado de San Juan. Iban por Arecibo y allí Ramos los quería parar. Esto
tuvo unas repercusiones terribles para Ramos Antonini, ya que fue acusado de
haber abandonado los postulados del PPD. Fue llamado a Fortaleza y "no
obedeció".

Sus detractores le estaban preparando su residenciamiento. Esta fue una
de las pocas veces en que Ramos y Muñoz estuvieron sin hablar, tanto como 21
días. Eran muchas las fuerzas que se interpusieron en esa relación. Fueron
muchas las fuerzas que se aprovecharon de ese incidente para tener vía
franca en su objetivo de destruir a Ramos. Ramos decidió dar un mensaje
sobre el tema, para reafirmar su posición y su convicción.

El día después de ese mensaje en que Ramos reafirmó su posición respecto
al Paralelo 38 e inclusive le recordó a sus detractores que él no había
abandonado los principios del PPD, fue llamado nuevamente a Fortaleza.

Pasados los 21 días de incomunicación con Muñoz, y al día siguiente del
mensaje de Ramos, Luis F. Camacho recuerda que, se encontraban conversando
en la oficina de la Presidencia de la Cámara, Ramos, Aguedo Mojica, Manuel
Santana (secretario de Ramos) y Luis Camacho. Suena el teléfono, Ramos
atiende la llamada y se le oye decir por primera vez, en su vida, "dígame,
... Muñoz".

Termina la breve comunicación, Ramos le indica a su grupo, que Muñoz lo
espera en Fortaleza. De inmediato, Ramos pasó a la Fortaleza.

Se había comentado que había un movimiento intrapartido para residenciar
a Ramos, a lo que Muñoz le manifestó de entrada a Ramos que, "le iba poner
coto a eso", pero le pedía su colaboración para atender juntos los
planteamientos de las megatiendas en PR. Todo esto Muñoz se lo dice a Ramos
caminando por los jardines de la Fortaleza y Ramos caminando con él.

Ramos, quien le había dicho "usted", una hora antes, escuchándolo
detenidamente, le dice; "mira Muñoz yo puedo escucharte caminando, pero lo
que tengo que decirte sobre las megatiendas y el Paralelo 38, te lo tengo
que decir sentado".

Ahí, en ese momento se descongelaron los 21 días de falta de
comunicación y todo volvió a ser como antes.

Otro hecho importante de la relación de Ramos y Muñoz, se da en la
relación con el movimiento obrero de Puerto Rico. Ramos le había dado vida
e identificación con el PPD, a las estructuras del movimiento obrero y
viceversa. Se decía que el apoyo del Partido Comunista de Puerto Rico al
PPD, a su programa obrero y de justicia social, se produjo por tener a una
figura como Ramos tan ligada el movimiento del PPD. Hay que recordar que en
1945, Ramos es escogido para dirigir la huelga más larga en la historia del
movimiento obrero en Puerto Rico y que él resolvió este conflicto huelgario.

Fue tanta la influencia de Ramos que, en un momento, estando Muñoz en la
gobernación, se consideraba a Ramos como el líder indiscutible y el
interlocutor por excelencia entre el PPD, el gobierno y los trabajadores.
La reacción de Muñoz, no se hizo esperar. Fue tajante, dura, cargada,
aunque lógica y entendible; dijo "el verdadero líder de los trabajadores
reside en Fortaleza."

Una prueba fehaciente de la relación de Ramos y Muñoz; y del respeto que
cada cual tenía por sus capacidades y talentos, se dio el 19 de agosto de
1944. Fue en el Teatro La Perla en Ponce y se produjo en el Centro de la
Asamblea del PPD que causó borrascas y frases fervorosas que se cruzaron
entre Muñoz y Rafael Arjona Siaca.

Se celebraba la Asamblea General del PPD, donde se escogían los
candidatos a puestos electivos del PPD, para presentarlos en las elecciones
de noviembre de ese año. Muñoz pidió que se le permitiera a él escoger la
gente para el Senado, la Cámara y el candidato a Comisionado Residente.

Había gente en la Asamblea que no estaba de acuerdo con esto. Muñoz,
entre una atmósfera cargada, dijo: "si no se me da esto puesto, yo no puedo
asumir mi responsabilidad ante el pueblo". El teatro recibió ésto como una
bomba atómica. Hubo aceptaciones, hubo protestas y hubo malletazos.

Muñoz dijo más, desde la mesa presidencial; "óiganme bien y entiéndanme
bien, no se puede someter a votación el nombre de Luis Muñoz Marín; y yo
hago esto una cuestión de confianza, sin la cual no puedo dirigir a este
Partido". Muñoz no quería llevar a votación, lo que él entendía era un
asunto de confianza, su decisión de escoger a los candidatos de su partido a
puestos electivos.

En la Cámara y en el Senado no había problema. El problema y la
oposición lo había para el puesto de Comisionado Residente.

Y ahí pidió la palabra Rafael Arjona Siaca. Discrepó de Muñoz, Muñoz de
él. Hubo planteamientos de confianza. Muñoz comenzó a violentarse y Arjona
Siaca trató, violento también, de acercarse al estrado, diciendo: "no hagas
esto Luis, debes poner este asunto a votación, actúa democráticamente, no
dañes tu historia, no la manches".

Muñoz contestaba; "no, no y no, la presidencia de este Partido no se
puede poner en votación. ¡repito que no, no y no!

Ante este cuadro de descontrol y de emociones encontradas, que ponían al
relieve luchas personales entre populares, y el peligro el resultado de la
propia asamblea y de las elecciones del '44; se levantó una voz autorizada
que congeló el momento que se vivía.

Se trataba de Ramos Antonini, quien personalmente tenía diferencias
irreconciliables con Samuel Quiñones. Ramos dando una lección de lealtad,
fidelidad y civismo político, producto de su relación con Muñoz y de su
posición en el PPD; y poniendo en juego toda su inteligencia y su
acostumbrada habilidad, pidió la palabra. Hubo una gran ovación y luego un
gran silencio.

En un despliegue de generosidad, Ramos dijo; Señor Presidente: "tengo
entendido que están en orden, por disposición de la Presidencia, las
nominaciones para legisladores por acumulación". Obviamente Ramos le dio un
giro al asunto y cambió el tono de tan importante asamblea.

Muñoz asintió y Ramos....como una centella propuso, para dar lección de
civismo y calmar las aguas, a su adversario político más encumbrado, Samuel
Quiñones para Senador por Acumulación.

Si Ramos lo hizo, que tenía ese feudo con Quiñones o Quiñones con él;
pues todo el mundo tenía que hacerlo. Porque todo el mundo que conocía la
tirantez entre Ramos y Quiñones, quedaron como hipnotizados por esta acción.

Ahí Samuel Quiñones, pidió la palabra. Poeta, colegiado, ateneista,
abogado, parlamentarista y patriota. Quiñones propuso postular a Ramos,
como Representante por Acumulación. Se abrazaron Muñoz, Ramos y Quiñones.
Al momento Muñoz, propuso y secundó él mismo, a Rafael Arjona Siaca como
legislador por acumulación. Andrés Grillasca propuso a Benjamín Ortiz;
Pacheco Padró a Geigel Polanco y todos proclamaron la confianza a Luis Muñoz
Marín. Ramos había salvado la Asamblea del PPD de 1944 y las elecciones del
'44.

En su obra, Manuel de Heredia 3Luis Muñoz Marín; biografía abierta2,
sobre las elecciones de 1944 se expresa de la siguiente manera: "1944 marca
un hito en la vida pública de Muñoz Marín... lo que hizo, lo que dijo y lo
que se proponía hacer determinaron que el PPD obtuviera 383,000 votos,
frente a los 209,00 de todos los partidos de oposición.....La victoria fue
tan abrumadora que no había precedentes".

Quiero ir redondeando mi alocución ante ustedes en esta noche. He
decidido, sin el permiso de la Fundación, que la segunda parte de esta
actividad tratará respecto a la relación político ideológica entre Ramos y
Muñoz. Eso lo quiero tomar solito, porque los asuntos que exponen el
ideario político e ideológico de la patria, no se comparten con otros temas.

Señoras y Señores; Muñoz respetaba y admiraba a Ramos. Ramos respetaba
y admiraba profundamente a Muñoz. Fueron dos vidas y dos mentes en continuo
quehacer patriótico. Don vidas ofrendadas al desarrollo de su país y al
adelanto de causas importantes de justicia, paz e igualdad. Dos vidas que
más allá de sus aciertos y desaciertos, marcaron un hito en la Revolución
Pacífica que se produjo en Puerto Rico.

A ambos le agradecemos su cesta, su obra, su entrega y su patriotismo.
Perrnita la vida misma que surjan almas, que allí donde ellos fueron
efectivos los imiten y los modelen; y allá donde no lo fueron, los mejoren y
sobrepasen.

Unas últimas palabras: La relación de Ramos y Muñoz no tuvo un fin
lógico. Nunca, como pasa en un gran número de casos, pudieron despedirse o
decirse la última palabra, como pasó luego entre Sánchez y Muñoz; o como
pasa entre las personas comunes, que tienen la oportunidad, de ante la
cercanía de la muerte, despedirse.

Temprano en enero de 1963, Muñoz viajó a Chicago. El 9 de enero, de
manera rápida, fulminante y sin aviso, más allá de la premonición de Aguedo
Mojica, Ramos murió. Muñoz no estuvo presente en las exequias fúnebres de
Ramos. Las razones de esta ausencia, siempre han sido tema obligado cada
vez que se toca el tema. Hoy esas razones, no van a nublar la relación que
entre esos titanes, se produjo.

Quizás la despedida de duelo, que el país se quedó esperando en el
entierro de Ramos, se produjo un mes después, cuando Muñoz pronunció su
Mensaje de Estado ante la Asamblea Legislativa de Puerto Rico; y comenzó el
mensaje de esta manera:

Este es un momento de gran pesadumbre para mí. Por primera vez me
dirijo a ustedes sin que me acompañe en este sitio de honor un amigo al que
me unieron fuertes lazos de amistad, de compañerismo en la brega de nuestro
pueblo, de dedicación a entender y querer al desvalido y a equipararlo con
las armas de la democracia, para la defensa de su justicia, de profundo amor
a nuestra patria.

Su vida fue una de alta energía de Puerto Rico. La obligación que nos
impone su memoria hará que dentro de cada uno de nosotros esa energía siga
viva y vibrante al servicio de Puerto Rico.

No nos abandonará el recuerdo de su claro entendimiento, de la honradez
de su conciencia; y en los momentos duros de la lucha vendrá en nuestro
auxilio la memoria de aquel fino y hondo buen humor con el que protegía y
conservaba la energía de su alma de los embates del destino y la injusticia
de los hombres para mantener esa energía viva y entera al servicio de Puerto
Rico.

Muchas gracias.

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