La Fundación Luis Muñoz Marín se creó con el fin de preservar, difundir y fortalecer los valores que inspiraron la dramática revolución pacífica y democrática, que transformó a Puerto Rico bajo el liderato de don Luis Muñoz Marín. Ese momento de excepcional creatividad y excelencia en nuestra vida colectiva guarda experiencias y lecciones aprovechables por todas las generaciones puertorriqueñas en la forjarción de un porvenir de justicia y de bien para todos. Muchas de esas experiencias y lecciones quedaron recogidas en la rica colección del Archivo Luis Muñoz Marín, cuyo contenido se estima en un millón de piezas entre documentos, cintas de audio y videomagnetofónicas, diplomas y todo tipo de objetos. La colección del Archivo fue descrita como "un tesoro nacional" por el ex-director de los Archivos Nacionales de los Estados Unidos, James B. Rhoads, quién añadío:

El Archivo constituye la mayor fuente para el estudio de cómo una parte del mundo en desarrollo se movilizó mediante la cooperación del gobierno y el sector privado para realizar un progreso excepcional en contra de la pobreza, el analfabetismo, el desempleo y toda una gama de problemas económicos y sociales. El arreglo y organización se deben en gran parte al propio Muñoz, quien entendió el alcance histórico de su gestión e insistió que se organizara y archivara de forma que facilitara su utilización tanto para propósitos administrativos inmediatos como para investigaciones retrospectivas posteriormente.

Consciente de la importancia de esa colección, no sólo para el estudio de la historia de Puerto Rico, sino también del Caribe, de América Latina y de los Estados Unidos, la Fundación dedicó desde sus comienzos una atención especial a su ordenamiento y catalogación. El Archivo, a su vez, se ha enriquecido con donaciones de otras colecciones-incluyendo los documentos sobre Puerto Rico del ex-juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Abe Fortas- y mediante la creación de la Filmoteca Luis Muñoz Marín para recoger y reproducir el material audiovisual disponible. Para albergar la colección y proveer espacio para investigadores y estudiosos, se construyó un moderno edificio con las facilidades necesarias para la conservación de documentos y salones de consulta tanto del material documental como audiovisual.

Hay una dimensión de la vida de don Luis que escapa la huella documental. Es una dimensión que sólo puede percibirse en su morada: en ese singular medioambiente natural que deseó se preservara en "su actual y natural estado". Ese estado fue testigo y compañero de la sensibilidad del hombre que al escribir su Oración al Padre pidió: "Haz armonía entre los hombres y la naturaleza". En toda labor de diseño y construcción se procuró sobre todo conservar esa armonía, serenidad y sencillez. Por ello se puede ver y sentir hoy como don Luis lo vivió. En la finca hay más de treinta variedades de árboles, varias de ellas no oriundas del país. Todas han sido identificadas y muchas rotuladas para información de los visitantes. En donde la obra necesariamente ocasionó alteraciones, se resembró rápidamente con árboles del país como guayacán y maga,el árbol nacional de Puerto Rico

Finalmente, hay una ámbito de la obra de don Luis, y por ello de la Fundación, que no puede todavía precisarse. Es más bien, será-el fruto del intenso diálogo entre la historia aquí contenida con el presente que la visita, la estudia, la interroga, y que con ella busca razones y emociones. Como fruto de un díalogo, es todavía futuro; y, como tal, indefinido en sus detalles. Pero sí se sabe de qué se nutre: se nutre de fe, de esperanza, de confianza.