La notable sencilles y el calor humano reflejados en cada uno de los objetos y recuerdos en la residencia de Don Luis y Doña Inés, dejan una profunda impresión a sus visitantes. El uso de esta casa como hogar propio data del 1946. La "Finca de Trujillo" llegó a ser el lugar favorito de Muñoz aún durante su época de gobernación cuando residía oficialmente en La Fortaleza.

La estructura, construida en hormigón armado es simple y modesta. Su diseño está basado en un modelo de casas a bajo costo promovidas por el Puerto Rico Reconstruction Authority durante los años 30. En ella abundan un gran número de fotografías familiares que documentan varios momentos en la historia de Muñoz y su familia, así como objetos personales y obras de arte obsequiadas por artistas de la Isla y del extranjero.

Después de la muerte de Muñoz en 1980, Doña Inés permaneció residiendo en la finca mientras se construía la Fundación Luis Muñoz Marín. Durante una década Doña Inés se dedicó a preservar la memoria y valores de Muñoz para futuras generaciones. Respetando sus deseos, la residencia fue adaptada para el público por medio de ventanales que permiten apreciarla como museo vivo. Gracias al esfuerzo colectivo de la Fundación, la esencia de la sana convivencia familiar ha podido ser percibida por miles de personas que han contemplado la vida serena de esta pareja.